A un costado de la avenida Insurgentes, en la Ciudad de México, se ubicaba la clínica San Rafael construida en la segunda mitad de los años 40 por los religiosos de San Juan de Dios con la finalidad de dar atención a enfermos mentales, sin embargo los métodos eran extremos por lo que fallecieron varios internos e incluso se practicaban exorcismos para sacar a los demonios que supuestamente les provocaba la locura. Se dice que uno de los pacientes degolló al hijo de una señora que estaba de visita y luego entró a la capilla del lugar con el cadáver chorreando sangre. Por más de 60 años funcionó como psiquiátrico hasta ser clausurado, varios años estuvo abandonado y ahora construyen en ese predio un Centro Comercial.
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