En pleno siglo XXI hay regiones en las que se actúa como si estuviéramos en la Santa Inquisición con la famosa caza de brujas, en la que se dio muerte a miles de personas acusadas de hacer prácticas ligadas al diablo. En Kewabi, Papúa Nueva Guinea, tres mujeres entre 30 y 40 años fueron atadas y colocadas sobre una lámina de aluminio ardiendo por ser consideradas brujas y causar la muerte de un vecino mediante sus rituales. La comunidad las ajustició por su propia mano y la policía no quiso intervenir ante tan atroz hecho. Las tres mujeres fueron trasladadas a un hospital, sin embargo, el daño para una de ella fue irreversible. Lo más lamentable es que en esa localidad la práctica de la magia negra ha provocado 27 fallecimientos en los últimos seis meses.