En épocas navideñas los niños esperan con ansias la llegada de Papá Noel, ese simpático, tierno y regordete personaje que vestido de color rojo y con una larga barba blanca no solo alegrará la Navidad con su contagiosa risa, sino la llenará de alegría con sus lindos regalos, pero en los países escandinavos (Suecia, Finlandia y Noruega), papá Noel no es tan popular ya que se espera la llegada de Tomte, el gnomo de la Navidad. Cuenta la leyenda, que en esa zona Escandinava Papá Noel decidió pedir ayuda a Tomte un gnomo muy habilidoso, pequeño y saltarín para repartir los regalos a los niños; Tomte vivía tranquilo en su frío hogar escandinavo, escondido en medio de un frondoso bosque, no llegaba al metro de altura, era pequeño, muy pequeño y tenía una larga barba blanca, le encantaba salir de vez en cuando en la época de Navidad, para contemplar la felicidad de las familias y también gustaba ayudar a los demás sin que le vieran: se encargaba de devolver las ovejas descarriadas a su granja, o iluminar con ayuda de sus amigas las luciérnagas un claro del bosque y todo esto lo hacía porque le encantaba ver la cara de felicidad de todos aquellos a los que ayudaba. Tomte es un duende muy bondadoso, Papá Noel confió en él desde aquella noche gélida en que Tomte ayudo al reno de la nariz roja a salvar su patita atrapada y aligeró el frío y cansancio de Papá Noel con un chocolate caliente; pero la Historia de la leyenda no contada dice que es un duende que entrega los regalos a los niños en navidad y que protege las casas, siempre y cuando las personas sean buenas, sino, puede degollar el ganado y destrozar la cosecha de las personas. También se dice que se tiene que dejar un plato de galletas para mantenerlo contento.