Las ancestrales tradiciones nórdicas ofrecen un rico espectro de deidades y personajes mitológicos, las fiestas para conmemorar el solsticio de invierno se conocían entre los vikingos y otros pueblos germanos como Yule o Yuletide, y se trataba de un festival precristiano que duraba doce días, rindiendo homenaje a la familia y a los amigos ausentes, dentro de la festividad existían unas criaturas típicas del folklore islandés también conocidas como Yule Lads o Yulemen las cuales hacían las veces de Papá Noel ya que dejaban regalos a los niños. Éstos trece seres podían dejar juguetes o por el contrario, llenar los calcetines de los niños de patatas podridas dependiendo el comportamiento que hubiera tenido el niño, el primero aparece el 13 de diciembre y el ultimo el 26 y los festejos culminan el 6 de enero cuando, los elfos y trolls bajan a la Tierra a celebrar el inicio de un nuevo año, cada uno de los llamados Santas de Islandia tiene sus peculiaridades, el primero llega el 12 de diciembre y su afición es robar ovejas, el segundo llega el 13 de diciembre y se esconde en los establos para poder robar leche, el tercero llega el 14 de diciembre y le encanta robar las cacerolas para comerse los restos pegados en ellas, el 15 de diciembre llega otro y su pasión es chupar las cucharas, al que llega el 16 de diciembre, le encanta robar las sobras de la ollas, el sexto llega el 17 de diciembre y se esconde debajo de la cama esperando robar los “askur”, que es un pequeño recipiente parecido a un pequeño bol, el séptimo llega el 18 de diciembre y le encanta dar portazos, el octavo llega el 19 de diciembre y tiene debilidad por el famoso yogur islandés, el noveno llega el 20 de diciembre y sólo piensa en robar salchichas, el décimo llega el 21 de diciembre es una especie de mirón por las ventanas de la gente buscando algo que poder robar, el 22 de diciembre llega el que tiene una nariz muy larga que le sirve para localizar y robar rebanadas de pan, luego llega el 23 de diciembre el que lleva un gancho para poder robar carne y el último de ellos llega el 24 de diciembre y persigue a los niños para robarles las velas. Para recibir regalos, los niños islandeses dejan, cada anochecer durante 13 noches, un zapato en la ventana de su habitación. Cada una de esas noches uno de los Santa los visita y deja golosinas y pequeños regalos en los zapatos, siempre y cuando el niño se haya portado bien.
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