La Leyenda del Cura Embromado.

El estado de Colima ofrece una atmósfera de tranquilidad entre montañas, ríos, volcanes y hermosas playas, pero ésta tranquilidad se ve opacada por la famosa leyenda que ronda el poblado de Suchitlán, se dice que ahí vivía un brujo que también era nahual, es decir, que tenía la capacidad de transformarse en algún animal, este  brujo era el principal curandero del pueblo, sin embargo, su popularidad empezó a verse mermada cuando llegó un sacerdote al poblado y rápidamente juzgó al brujo como un hechicero demoníaco y un enemigo para la religión, y aunque intentó conseguir que la gente se alejara de sus prácticas, los pobladores estaban muy acostumbrados a sus practicas, curas, embrujos y predicciones, con él acudían las personas que se encontraban enfermas tanto físicamente como del alma, pues de todos era conocida su eficacia,  por lo que a pesar de la llegada del sacerdote al pueblo seguían acudiendo con él; pero un día la historia cambiaría para todos los pobladores del lugar, cuenta la leyenda que el sacerdote decidió visitar al brujo, ya que los habitantes del poblado no debían apartarse de las creencias católicas de ninguna manera, el chamán ya lo estaba esperando, su poder de adivinación se lo había comunicado, cuando el sacerdote entró en su casa quedó sorprendido ante la cantidad de implementos que utilizaba el brujo para sus curaciones ya que en el cuarto había hierbas de todas clases, pieles de animales, altares, velas de todos colores, ídolos de barro y muchas cosas más que le eran de gran utilidad para ejercer su hechicería, el brujo invitó al cura a sentarse, éste aceptó de mala manera y le exigió que dejara de engañar al pueblo con sus creencias diabólicas y con sus mentiras , el brujo escuchaba con paciencia muy tranquilo y con una sonrisa sólo escuchaba las palabras del cura, ante la burla que estaba siendo objeto el sacerdote furioso decidió irse, pero cuando intentó pararse no pudo hacerlo, se encontraba pegado en la silla, mientras tanto el brujo le pedía que se fuera sarcásticamente, pero el pobre sacerdote no conseguía levantarse por más esfuerzos que hacía, cuando el brujo consideró que ya se había burlado lo suficiente del cura, realizó una extraña seña con la mano, dijo unas palabras mágicas, y el cura ya pudo desprenderse de la silla. Inmediatamente y muy asustado el sacerdote salio corriendo de la casa del brujo, y no paro de correr hasta que llegó a la iglesia donde se postró ante el altar y después de rezar y ya más tranquilo se dispuso a alejar sus pensamientos de aquel chamán, se dedicó a su iglesia y el brujo de Suchitlán siguió ejerciendo su magia en beneficio de los habitantes del lugar.

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