Una de las leyendas más populares del Estado de Puebla es la de “La casa del Alguacil”, este inmueble se localiza en la Calle 8 Oriente número 409, fue construido al interior rústico novohispano y al exterior colonial barroco, combinada con talavera poblana, dentro de los dueños que tuvo el inmueble desde su construcción se encuentra Pedro de Mendoza, alguacil mayor del Ayuntamiento poblano y único distribuidor de carne de res y cerdo en toda la ciudad, actividad que desempeñaba de manera clandestina ya que por su puesto político no podría tener otra actividad que implicara retribuciones y encomiendas, Pedro fue una persona muy prepotente, como autoridad era injusto y corrupto razón por la que fue destituido del cargo de alguacil, Pedro Mendoza estaba casado con María Rosa Yáñez de Vergara y tenía 5 hijos, la mayor de nombre Carmen ingresó a un convento por órdenes de su padre pero como no tenía vocación de religiosa empezó a tener relaciones amorosas con un señor de alta sociedad de nombre Sebastián de Torrecillas, por mucho tiempo vivieron su amor a escondidas, sobre todo a escondidas de su padre, pero un día Carmen quedó embarazada y para esa época quedar embarazada fuera del matrimonio era un pecado y más si se trataba de una religiosa, Pedro de Mendoza enfureció al enterarse de la noticia y decidió encerrar a su hija Carmen en una de las habitaciones de la enorme casona aislándola por completo del Mundo exterior, ahí permaneció Carmen sin ver la luz del día, sin tener contacto con nadie y sin hablar ni saber nada de su amado Sebastián, quién sentía enloquecer al no saber nada de su amada, así transcurrió el tiempo y llegó el momento de dar a luz y en cuanto nació el bebé Pedro de Mendoza lo tomó entre sus brazos y lo arrojó al río, de inmediato la criatura se perdió entre la corriente, cuando Carmen preguntó por su bebé ya era demasiado tarde, el bebé había desaparecido en aquél río, Carmen ante tanto dolor y ante el acto tan atroz que cometió su padre enloqueció, perdió la cordura y se enfrascó en un mundo de locura que la protegía del inmensa tristeza que sentía, pero su locura no la protegió de su terrible destino y un día Carmen se suicidó, después de la muerte de su hija Don Pedro tuvo grandes remordimientos, lloró y se arrepintió día y noche, en las noches la culpa lo atormentaba y no lo dejaba dormir, su vida empezó a ser un infierno, no comía, no dormía, no tenía cabeza para trabajar, no tenía paz ni calma, cargaba sobre sus hombros un gran remordimiento hasta que un día no pudo mas su débil corazón y le dio un infarto, después de estos hechos tan trágicos la familia se desmoronó, ya no hubo más felicidad ni alegría en aquella casa y a todos los persiguió una vida gris y trágica, la abundancia y la salud los abandonaron, al paso de los años la soledad se apodero de aquella casona, al paso del tiempo aquella casona se convirtió en la Escuela de Música de la BUAP y aunque ha sido remodelada aún conserva su edificación inicial y su bello ambiente colonial novohispano, y hasta el día de hoy muchas personas incluyendo alumnos y profesores refieren haber escuchado una voz de mujer que canta canciones de cuna, pensando que pudiera tratarse del espíritu de Carmen y los vigilantes dicen que hay manifestaciones y que una sombra de un hombre se hace presente, también una voz de hombre ha sido escuchada por visitas que pretenden ingresar al inmueble, por lo que se cree que es Don Pedro de Mendoza “El Alguacil” quién no quiere que nadie penetre en su casa
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