Puebla es conocida por su historia culinaria, la arquitectura colonial y la cerámica pintada de Talavera, la Catedral y el Museo Amparo son algunas de sus atracciones, pero sus colegios y escuelas públicas se pueden tornar en sitios oscuros y lúgubres cuando las historias de sucesos paranormales se repiten con más frecuencia de lo que imaginamos, en una escuela del centro de la Ciudad Ángela vivió una historia aterradora, desde que estaba en primer grado recuerda haber escuchado una leyenda que advertía que nadie podría subir solo al Salón de Artes el cual estaba en el último piso de la escuela, ya que se aparecía una niña, no se sabía porque o como había muerto, pero la niña estaba esperando que alguien fuera a hacerle compañía, a raíz de esta leyenda entre los alumnos de la escuela se hizo un desafío, tenían que ingresar al salón de artes y escribir en el pizarrón ¿Quieres jugar conmigo?, ante este reto Ángela subió las escaleras hasta el piso final y entró en dicho salón, aunque Ángela en el fondo sentía miedo la verdad es que no creía en esa historia a pesar de que la había escuchado durante varios años, el salón estaba solo y muy silencioso, Ángela tomó un gis y escribió la frase en el pizarrón, y al darse la vuelta para salir se quedó paralizada ya que al fondo del salón, había una niña, estaba muy pálida y vestía un uniforme antiguo, la niña la miraba penetrantemente y le sonreía con su rostro deformado y la ropa salpicada de sangre, después de esto la niña sólo dijo “SI”, Ángela gritó y aunque todos escucharon su grito y corrieron a auxiliarla nadie volvió a verla, en otra escuela de construcción antigua había un salón bodega que se encontraba al final del pasillo en la planta baja de la escuela, hace muchos años había sido un aula más donde una maestra muy joven y guapa daba clases, la maestra era muy buena con los pequeños y cumplida con su trabajo pero mentalmente era muy inestable, por lo que un día al terminar de dar su última clase decidió quitarse la vida colgándose del techo del salón, su cuerpo fue encontrado al siguiente día por un conserje y aunque la directora del colegio ordenó discreción la noticia corrió como pólvora, tiempo después ese salón se convirtió en