Sin duda alguna el pasado nazi está presente en varios lugares de Europa, este macabro pasado está muy presente en un lugar de Francia en Oradour-sur-Glane, Limoges, esta Ciudad se encuentra en ruinas desde 1944, es una ciudad ‘congelada’ y permanece tal y como quedó tras la masacre perpetrada el 10 de junio de 1944, esto sucedió en represalia a un sabotaje realizado por la resistencia el día anterior, los alemanes exterminaron la mayor parte de los habitantes del pueblo: 642 víctimas, entre ellos 246 mujeres y 207 niños quienes fueron quemados vivos en la iglesia de la localidad, y antes de la retirada quemaron todos los edificios del pueblo, al terminar la guerra, el presidente francés Charles de Gaulle decidió que, aunque se construyera un nuevo pueblo, el viejo Oradour-sur-Glane se debía conservar en ruinas para recordar las atrocidades de la guerra, este es un lugar que despierta emociones, y en el cual es imposible permanecer sin estremecerse o sentir extrañas presencias, en la entrada se encuentra un letrero que dice “Souviens-toi” y que significa “Recuerda”, y sin duda es imposible no recordar lo ahí sucedido tiempo atrás ya que se entra en una Ciudad fantasma, en España existe un lugar llamado Belchite, Zaragoza, el cual fue escenario de una cruel batalla durante la guerra civil española en el año 1937, este pueblo quedó devastado, totalmente en ruinas, y no es difícil imaginarse el horror de la batalla, se dice que todavía pueden escucharse los gritos de algunos de sus 5000 habitantes, que estos gritos son devastadores y que también se escuchan los bombardeos, y muchas personas tratan de captar estas psicofonías, el viejo pueblo permanece hoy en ruinas como un gigantesco monumento al pasado, en recordatorio tenebroso de lo que no se debe volver a repetir, pero también en Turquía existe un lugar marcado por el horror del pasado, se trata del orfanato de madera de Büyükada en Estambul, construido a finales del Siglo XIX en la cima de una de las islas Príncipe, uno de los distritos de la parte asiática de Estambul, es el mayor edificio de madera de Europa y el segundo del mundo, fue construido originalmente como un hotel-casino de lujo, el edificio fue vendido en 1898 a Eleni Zarifi, viuda de un rico banquero, quien lo donó al patriarcado de la iglesia ortodoxa en 1902 con la condición de que funcionara como un orfanato para los niños pobres y así funcionó hasta el año 1963, cuando las autoridades locales lo consideraron un lugar inseguro, pasó el tiempo y medio siglo más tarde el lugar luce abandonado, aunque los visitantes del otro plano terrenal no faltan a la cita, se dice que voces de pequeños así como llantos se escuchan en el lugar, y en la actualidad sigue siendo un símbolo y un objeto de curiosidad para los turistas de las islas Príncipe, sin duda alguna las huellas de muerte, dolor, soledad y tristeza que dejan las guerras permanecen y quedan atrapadas a través del tiempo y las almas de las personas que las vivieron aún se hacen presentes.
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