México tiene lugares hermosos y playas paradisiacas, y en Nayarit podeos encontrar los paisajes más espectaculares con el mar y el sol como fondo, y ahí cerca de Punta Mita se encuentra Sayulita, una población con un toque alternativo frecuentada por hippies californianos que llegaron atraídos por unas olas ideales para la práctica del surf, con los años Sayulita han ido evolucionando y han montado muchas tiendas hippy en las que se alternan objetos de ecos hippies con muestras de la artesanía huichol, propia de la región; en la que la figura de la muerte suele ocupar un lugar central. Entre los numerosos murales de Suyalita, hay varios dedicados a Frida Kahlo, junto a otros de tema alternativo y otros que homenajean a la Catrina, la figura mexicana de la muerte se hace presente sin lugar a dudas, unos kilómetros más al norte, en la población de San Blas, los surfistas tienen otra playa larga en la que pueden disfrutar de las olas, en este caso, una canción de Maná, En el muelle de San Blas, hizo tan famosa esta localidad que en la plaza del pueblo han levantado una estatua del cantante del grupo y de la loca a la que se dedicó la canción, una mujer que iba cada día a la orilla a esperar a su prometido que nunca regresó, ya que había muerto por culpa de una tormenta en alta mar, la historia comenzó en el año 1971, cuando una mujer llamada Rebeca Méndez se quedó en la Playa El Borrego, justo ahí en San Blas, después de que su amado Manuel se adentró en el mar y nunca volvió a salir, “Ella despidió a su amor. Él partió en un barco en el muelle de San Blas. Él juró que volvería. Y empapada en llanto, ella juró que esperaría. Miles de lunas pasaron. Y siempre ella estaba en el muelle, esperando. Muchas tardes se anidaron. Se anidaron en su pelo y en sus labios. Llevaba el mismo vestido. Y por si él volviera, no se fuera a equivocar. Los cangrejos le mordían. Su ropaje, su tristeza y su ilusión”, así dice la canción, pero la historia es más compleja y trágica de lo que se relata en la canción tan famosa, cuenta la leyenda que Rebeca se estaba preparando para su boda con Manuel, pero, tres días antes, él salió al mar y, al parecer, quedó atrapado por la tormenta Priscila, en el Pacífico, y perdió la vida, dejando a la mujer devastada, desolada y muy triste; Rebeca pensó que Manuel la había abandonado, así que, consumida por el dolor y traición que ella suponía, se puso su vestido de novia y caminó a la playa, donde se quedó a esperar a su novio desaparecido, y todos los días volvía al mismo lugar con la esperanza de volver a verlo, las personas que vivían en la comunidad le llevaban comida, mientras ella vendía ropa que tejía para muñecas, Rebeca fue encontrada por su familia, pero nunca quiso irse con ellos, ella quería permanecer ahí esperando a su Amor, y algunos guías de turistas cuentan que ella murió en 2012 a los 63 años, y sus cenizas fueron esparcidas en el muelle para que pudiera reunirse con Manuel, desde esa fecha los visitantes y habitantes del lugar dicen haber visto a Rebeca a orillas del muelle, Rebeca no deja ver su rostro pero porta su característico vestido de novia y a lo lejos se escuchan sus sollozos, esta imagen desaparece ante la mirada atónita de quiénes se acercan ya que se desvanece en la nada.
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