Cuando nuestros seres queridos abandonan este plano terrenal y los llevamos a su última morada, procuramos que en la lápida se estampe una frase espiritual, amorosa, de despedida, y junto a la fecha de nacimiento y de muerte se acompañan versículos, y en las tumbas se colocan ángeles, cruces, palomas o algún motivo que en casi todos los casos son religiosos ya que se trata de hacer memoriales para las personas que se han adelantado, pero existen lápidas y tumbas que son simplemente macabras, una de ellas es la tumba de Josep Llaudet Soler que se encuentra en el cementerio de Poblenou de Barcelona, existe una gran estatua que lejos de transmitir paz y tranquilidad inquieta al igual que la frase inscrita en la lápida “La sangre en sus venas se enfría. Y toda la fuerza se ha ido, la fe ha sido exaltada por su caída en los brazos de la muerte. Amén.”, otro caso singular es el de la última morada del actor y músico Francés Fernand Arbelot en el cementerio de Père Lachaise con una estatua de un hombre que sostiene una cabeza sin cuerpo y la mira fijamente, esta estatua representa a Arbelot mirando la cara de su esposa por toda la eternidad, la lápida de Lilly E. Gray, de 77 años, en el cementerio de Salt Lake City, tiene escrito como epitafio que fue “Víctima de la Bestia 666”, se desconoce porque está escrito eso en su epitafio pero también llama la atención que su esposo también está enterrado en el mismo cementerio pero lejos de la tumba de su esposa, si hablamos de tumbas espeluznantes tenemos que mencionar la de Inez Clarke, quién falleció a los 6 años y fue enterrada en el cementerio Graceland en Chicago, Illinois, su deceso fue durante una tormenta en un picnic familiar, después de su partida, sus padres colocaron una escultura de tamaño natural hecha a su semejanza y a la cual vestían con su ropa la cual fue puesta en una caja de vidrio para protegerla, se dice que varios fantasmas rodeaban esa tumba, y que se escuchan llantos y que durante las tormentas eléctricas la estatua desaparece, pero al término de la tormenta reaparece en su caja de vidrio, Georges Rodenbach fue un poeta y escritor belga que fue enterrado en el cementerio de Père Lachaise en París, Francia, su tumba tiene una estatua realmente aterradora ya que representa a un hombre saliendo de la tumba, aunque se pretendió simbolizar como los lazos de la muerte te pueden sostener, pero el impacto de un hombre pretendiendo salir de la tumba fue realmente aterrador, también existe un memorial que cuenta con una cabeza real, se dice que este cráneo perteneció al monje benedictino San Vitalis de Asís, el santo patrón de la enfermedad venérea, su cráneo se mantuvo como una reliquia hasta que en el año 2011, la calavera se vendió en una subasta por 4,100 dólares a una estrella de cine que vive en Los Ángeles, California, pero también en México hay historias alrededor de las tumbas y lápidas relacionadas con sucesos paranormales, tal es el caso de La niña del Ángel, en 1908 el panteón Juan de la Cruz en Veracruz recibió los restos de Ana María una niña de 2 años, Anita era muy amada por sus padres los cuales ante su perdida mandaron hacer una hermosa estatua de la niña junto con un ángel guardián para que la acompañara y protegiera por la eternidad, pero se dice que el espíritu de la niña habita en el panteón, y en la noche los ojos de la estatua de Anita cobran vida y te siguen a donde vayas, los trabajadores aseguran que se puede ver el fantasma de la niña vagando por las tumbas