Los fantasmas en muchas culturas son espíritus, almas errantes o en pena de seres muertos que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible, es decir, a través de lo visual, sonidos o aromas, del griego “aparición”, y del latín phantasma cuya raíz significa mostrar, brillar, el fantasma no nació flotando con una sábana y menos aún una larga sábana blanca que se pasea por las escaleras, salas y oscuros pasillos, los griegos creían en las almas errantes las cuales no habían realizado el viaje para trascender a un plano superior después de su muerte quedando reducidos a una sombra, es por esto que colocaban una moneda entre los ojos del muerto o debajo de su lengua con el fin de pagar su viaje hacia Hades, el inframundo, y quién no tuviera dinero quedaría vagando por cien años , pero más allá de la mitología hay muchos tipos de fantasmas; los de la imaginación, los de los sueños, los literarios y dramáticos, los del pasado y los del futuro, los angelicales y los demoniacos, todos con una cosa en común que no nos son visibles, el fantasma es la representación literaria más angustiosa de una persona que desea ser escuchado desde el otro lado, allá donde las cosas parecen mejores, se presentan como un misterio, esas presencias que sabemos están ahí pero que no podemos tocar o ver, la literatura universal, está llena de historias donde los fantasmas interactúan con los seres vivos, se manifiestan y nos refieren a la interioridad, al pasado, que llaman al misterio que nos obliga a pasar página tras página para alcanzar la revelación, algunas de las obras de la literatura que se centran en fantasmas son El Rey Hamlet, el famoso fantasma, padre del príncipe danés, desata la trama de la que algunos consideran una de las obras maestras de Shakespeare y que trata la restauración del orden en el mundo a través de la venganza o justicia, la obra Los Muertos es un cuento corto del autor James Joyce, la historia se centra en el momento en que Gabriel Conroy se da cuenta de que su esposa está poseída por la memoria de Michael Furey, un chico que la amó años antes, la novela trasciende los localismos irlandeses del autor y se vuelve universal al tratar un tema que ha tocado a cualquiera que haya perdido un amor, la popular obra de Juan Rulfo Pedro Páramo toca el tema del fantasma de un padre, con una simbología no sólo del abandono personal y familiar, sino del abandono que genera un despiadado cacique en toda la región del mítico pueblo Comala, Juan Preciado, su hijo, se entera de esta desolación a través de los murmullos de los muertos, mientras el siempre presente espectro de Pedro Páramo permea la totalidad de ese universo que algunos llaman México, Rebecca la popular obra de Daphne du Maurier alcanza el terror con la sola mención del fantasma por parte de la señora Danvers, la criada de la casa, lo que electriza las escenas con el poder de la maldad de la difunta, esta obra es ya un clásico, ya que este fantasma nos deja al borde del miedo, El demonio de la perversión del maestro del horror Edgar Allan Poe es sin duda una de las obras fantasmales maestras, ya que redescubre que la locura está poblada de fantasmas personales y nos habla de la ruptura del balance entre el mundo exterior y el interior, es la conciencia, en forma casi fantasmal, la que lleva al protagonista a confesar un crimen que él supuso perfecto, El caballo asesinado, es otra obra que por sus circunstancias resulta en sí misma fantasmal, sorpresivamente, en el segundo acto, lo fantasmal se vuelve protagónico y las irrupciones vienen de la realidad común cotidiana, al final es el espectador quien tiene que decidir cuál es lo verdaderamente importante el mundo real o el fantasmal, para terminar esta lista no podíamos olvidar al fantasma de la ópera de Gastón Leroux, novela que combina el terror con un toque policíaco y romántico, todas estas obras generan en el espectador un mundo fantasmal y misterioso que hace que sea imposible no sumergirse en el mundo de lo sobrenatural.
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