Apodado por la prensa británica como “el hombre más perverso del mundo”, Aleister Crowley es probablemente el ocultista más célebre de todos los tiempos. Era considerado el padre del satanismo moderno, defensor de los ritos sexuales y fue criticado y admirado a partes iguales. Acusado de loco, a la vez fue reivindicado como un precursor del movimiento hippie y un ídolo del Rock. De hecho el se auto denominaba como “La Gran Bestia 666”. Su visión de Satán y buena parte de sus teorías y técnicas rituales han dejado huella en la obra de los autores más relevantes del satanismo y de otras corrientes. En 1900 visitó México durante 9 meses. Todas sus anécdotas quedaron registradas en su Autobiografía “Las confesiones de Aleister Crowley”. En ésta obra literaria narra que llego a la Ciudad de México y se instaló en una casa en la Alameda, ubicada en la zona central de la ciudad. Durante esos 9 meses, según cuenta, practicó sexo ritual, descubriendo que el erotismo también era un hilo conductor al ocultismo. También detalló en éste libro que obtuvo técnicas parapsicológicas y sobrenaturales para volverse invisible. Y según lo pudo comprobar ya que en una ocasión salió a pasear por la Alameda vistiendo una túnica escarlata y una corona dorada y según detalla que nadie se percató de su presencia. Sin duda alguna los 9 meses que pasó en México estuvieron llenas de muchas experiencias y conocimientos incalculables. Según mucha documentación Crowley estuvo en contacto con muchos personajes históricos y proporcionó su conocimiento y en muchas ocasiones ayudó con su magia y rituales para salvaguardar los intereses de muchos de ellos. Crowley fundó la Abadía de Thelema, en Cefalú (Sicilia), un lugar en el que se decía que tenían lugar orgías y ritos sexuales y se basaban en la ley que el mismo creo del «Haz lo que Quieras». Crowley fue, en pleno siglo XX, uno de los más singulares avatares del no racionalismo en su vertiente operativa y mágica. Pero las andanzas de Crowley no acaban aquí. Hay historias que lo sitúan junto a Churchill, cuando éste le pidió consejo durante la Segunda Guerra Mundial. Se dice que fue el propio Crowley quien asesoró al Servicio Secreto británico para que el Presidente usara la V como un gesto popular de victoria frente a la esvástica de los nazis. En su primer “Despertar Espiritual” comento lo siguiente “Descubrí que poseía una capacidad mágica que formaba parte de mí. Fue una experiencia dolorosa y terrible a la vez, que me dio la llave del placer y el éxtasis espiritual”. Sin duda alguna, Aleister Crowley es un personaje que la historia jamás olvidará.