Durante miles de años, la humanidad ha buscado mejorar el deseo y desempeño sexual. Santo Tomás de Aquino escribió que los alimentos afrodisíacos tenían que producir una buena nutrición y un «espíritu vital», atribuyendo estas características a la carne y al vino por lo que los recomendaba para aumentar la vitalidad. En algunas culturas comían