La sangre, además de su importancia fisiológica, tiene un significado mitológico y de gran simbolismo, se asocia con la vida y el alma, con el sol, las cosechas, la juventud y el deseo de inmortalidad, las comunidades arcaicas se dieron cuenta de la importancia de la sangre, la sangre es vida y la vida reside en la sangre y si la sangre es lo más valioso qué ofrenda podría superar al ofrecimiento de la propia sangre, por eso se hacían sacrificios a los dioses para aplacar a los demonios, los dioses recibían ofrendas con derramamiento de sangre, los ceremoniales aztecas incluían el sacrificio ritual de personas, a las que se les arrancaba el corazón para satisfacer a los dioses, rendirles pleitesía, fertilizar a la tierra y favorecer el tránsito del sol por el cielo, pero a nivel mundial las ofrendas se llevan a cabo con sangre, en Irán, algunas de las ceremonias religiosas realizadas durante la Semana Santa de los chiítas contienen un elemento de expiación y los fieles se azotan de forma bárbara para afirmar su fe, sangrando de manera excesiva, la sangre se ofrece, pero también se ingiere, los masai africanos beben sangre de león para adquirir su fiereza, y los guerreros escitas bebían la sangre de los enemigos caídos en la batalla, para apoderarse de su vitalidad, por otro lado se creía que beber sangre de un tigre te convierte en tigre, del mismo modo que la sangre de la lechuza te transmitía la agudeza de su visión, uno de los principales mitos de nuestra cultura, es Drácula, un devorador de sangre que sobrevive gracias a la sangre de sus víctimas, en especial de las mujeres jóvenes después de beber su sangre se mantiene inmortal, trasladando esto al mundo real nos encontramos con que muchos psicópatas han realizado asesinatos en serie que consisten en sacrificios y posteriormente rituales para alimentarse de la sangre de sus víctimas, pero el alimento divino por excelencia es la sangre, desde las culturas antiguas los dioses se alimentaban de la sangre que obtenían de los sacrificios que los hombres les ofrecían y esta documentado que esta práctica estaba presente en las culturas Mesopotámica, Egipcia, Griega, Romana y en algunas más de las regiones de África, Asia y Oceanía, testimonios de conquistadores, crónicas de frailes franciscanos y dominicos y los escritos en lengua náhuatl, describen estas prácticas, entonces se concluye que no era una práctica excepcional ni aislada y que la sangre estaba siempre presente en estas celebraciones y ofrendas hacia los Dioses, por lo que trascendió a través de los tiempos su relevancia y hasta los tiempos modernos la sangre es protagonista de diversos rituales.
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