Los monjes budificados en vida llamados sokushinbutsu, son los cadáveres de los monjes que extremaron su ayuno hasta quedar momificados, aunque estos monjes budificados son del siglo XIV, aún 18 de ellos son conservados, entre ellos se encuentra el fundador de la secta quien dio ejemplo de su devoción y continua vivo según los monjes del monasterio del monte Kōya quienes siguen llevándole comida todos los días al mausoleo Okunoin a su gran maestro, los templos juegan un papel importante en este proceso de budificación y conservación de los monjes, con su gran influencia los templos de la secta Shingon son los lugares en los que se han preservado estos cuerpos, los templos de Yamagata que preservan otros cuerpos fueron importantes centros del culto al monte Yudono que floreció durante los años 1603 a 1868, pero más que el monte en sí mismo, lo que es objeto de culto son las grandes rocas que se han formado en los manantiales de aguas termales, formadas por la acumulación del hierro que contienen estas, por su forma redondeada, se les llama “cúpulas termales” y son consideradas el corazón espiritual, los monjes que se momificaban en vida, eran religiosos de extracción social baja que no procedían de las aldeas de la comarca, sino de alguna otra tierra, por ejemplo la secta Shingon los enviaba al monte Yudono para que hicieran sus ascetismos y adquirieran facultades espirituales especiales y los convertían así en punta de lanza de su estrategia de predicación, la comunidad monástica del monte Yudono se dividía en tres grupos, los monjes regulares, los ascetas y los issei-gyōnin, los monjes regulares tenían discípulos y estos ocupaban sus puestos, los practicantes del shugendō tenían mujer e hijos, y de estos salían sus sucesores, unos se quedaban en los templos y otros bajaban de las montañas en invierno y misionaban por las aldeas, según la tradición de los templos, los issei-gyōnin renunciaban a todos los alimentos que servían habitualmente como el arroz, trigo, cereales y legumbres, dependiendo para su subsistencia únicamente de las plantas y raíces silvestres, estos monjes se dedicaban a la ascesis, viviendo junto al arroyo donde terminaban literalmente momificados, en la inscripción de una lápida que recuerda a los issei-gyōnin se dice que permanecían en el monte mil días, lo que da idea de la duración y dureza de su ascesis en aquellas regiones de inviernos largos y fríos, en algunos libros se señala que algunos fieles se acercaban a aquellos agrestes lugares durante el invierno y llevaban ofrendas a los ascetas, una vez terminado su periodo de ascesis, ellos mismos se introducían en sus ataúdes y se enterraban, solo tres años y tres meses después se comprobaba su estado y el cuerpo quedaba consagrado, pero todo este proceso que parece espiritual estaba lleno de mucho sufrimiento, ya que estudios realizados revelan que casi todos los cuerpos sufrieron, después de la muerte, algún tratamiento de desecación ya que el clima cálido y húmedo no permite una momificación natural como la que se hacía en Egipto y para conseguir ese efecto era necesario realizar algunas maniobras, ya que el enterramiento en vida es una tradición creada y sostenida por ciertos templos budistas, y a los sokushinbutsu del monte Yudono la fama les llegó, con esta práctica de autodisecación, momificación o también llamada budificación.
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