México es rico en mitos y leyendas, muchos de ellos se remontan desde antes de la conquista Española. Hace unos días hablamos del Ahuizotl y su leyenda en la cultura Azteca. Pero hoy te traemos a un ser que los mayas temían en gran medida. Tan solo su nombre significa, en el dialecto Maya “cosa mala”. Del inframundo de los mayas surgió una bestia única, las tinieblas lo forjaron. Éste ser abrió los ojos y desde las tinieblas diviso la luz y poco a poco, fue subiendo al centro de la tierra hasta la superficie. Habita oculto entre las sombras y su silueta por las noches es inconfundible, su voz se escucha con los susurros del viento. Se le describe como una criatura de prodigiosa estatura, sus pelos ásperos y tiesos nacen en todo su cuerpo deforme. El simpe hecho de imaginarlo provoca gran repugnancia, posee muchos pies y muchos brazos, garras de cuervo y por todo el cuerpo le cuelgan testículos parecidos al mono, su cuerpo tiene órganos de animales variados y lo peor, son sus ojos, quienes logran verlos llameantes como son, caen muertos al acto. Su voz era grave, como si fuera un sonido gutural y monocorde, se dice que algunas veces se alimento de carne humana, devorando hombres y bebiendo sangre de niños, todo en él es mortífero, desde su presencia hasta su aliento venenoso que intoxica a las plantas, convirtiendo en polvo cosechas enteras, trayendo la peste y la desolación. Era una sombra entre las sombras, confundiéndose en la noche entre la penumbra, y su voz en el viento. Por eso se decía que Kakasbal confundía a las personas al hablarles, pues quienes lo escuchaban pensaban que su voz interna era quien se dirigía a ellos, siendo en realidad Kakasbal el que buscaba la ruina, el sufrimiento y la separación, volviéndolos violentos, agresivos y ambiciosos. Su único propósito en la tierra era ensombrecer los corazones de los mortales. Se dice que pocos eran quienes se daban cuenta del peligro y salían victoriosos, pues cuando alguien se daba cuenta que una sombra extraña era la que hacía que el mal pasara, moría sin razón aparente. En medio de su desquiciada personalidad y que ya Kakasbal había devorado toda la carne de su víctima, iba directamente entre las sombras a la casa de la víctima y en su puerta dejaba como constancia de su crueldad, los huesos que eran de la víctima para el horror de sus familiares. Nadie sabe a ciencia cierta si todavía viva ese ser del inframundo, pero un poco de él está en todos los hombres, cuando se atreven a cometer algún juego sucio o comete algún pecado, por eso dicen varios sabios, que éste monstruo maya, nunca dejará de existir.
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